viernes, 29 de febrero de 2008

Lora del Rio (Sevilla -1949).

yo

Mi abuela Rosario era la típica "beatona" y mi abuelo José al que todos conocían como "José el zarandero" era una buena persona aunque según mi familia un poco "bruto" posiblemente debido a la poca formación que recibió, analfabeto y de clase un grado más que humilde, tenia casa, un par de bueyes y dinero para ir de juerga. Siempre defendió a los "señoritos" el pobre había nacido para servir a los ricos y estos, bastante hacían con ofrecer trabajo! (esta fue su filosofía durante toda su vida, personaje de aquellos "santos inocentes" ya con la "democracia" y sin dar opción a demostración alguna criticaba a la mayoría de lideres políticos, aquellos que se definían de izquierdas) -Me habría gustado llegar a un razonamiento sencillo sobre las clases sociales, alguna vez lo intente, pero él, no estaba para tonterías. ( Ahora pasado los años, reconozco aunque por diferente motivo que también me han defraudado). Mi abuelo a sido una de las personas que más he querido. Mis padres (Isaac y Rosario) en aquella época eran novios, se querían y dejándose llevar por ese amor y por no tomar la suficiente precaución, se encontraron con un embarazo no deseado, la reacción de mis abuelos fue la típica de la época, !la echaron de casa! junto a los problemas diarios les vino la incomprensión de unos padres que actuando más por el ¿que dirán? y en lugar de ayudar criticaron la actuación de sus hijos. Pasó un tiempo y mi madre que no tenía donde ir regreso a su casa, hicieron los preparativos y se casaron (quedándose a "vivir" en casa de mis abuelos). Estos hechos crearon un malestar durante muchos años entre mi padre y mis abuelos. Al transcurrir de los años "ironías de la vida" llegó a conocimiento de mis padres que mi abuela se había casado en idénticas condiciones, o sea embarazada de mi tía, ¿como podemos ser tan hipócritas? - Me puedo imaginar la reacción de mi padre, de todos modos era algo que ya pertenecía al pasado. ( Mis abuelos tuvieron dos hijas, mi tía (Setefilla) y mi madre (Rosario).

Mi madre y yo

El 24 de junio de 1949, era medio día, en la calle un sol abrasador, en el cielo un sol amarillo (azufre, Van Gogh) dentro de casa, mis abuelos y mi padre, mi madre en la cama y junto a ella la comadrona, dieron las cuatro cuando vine al mundo, mis pies fue lo primero en salir, seguidamente las piernas, hasta despejar la incógnita que había durado 9 meses (ni pensar en Ecografías) ¡era un niño! tenía medio cuerpo fuera y otro medio dentro cuando ante la sorpresa de todos oriné ¡buena manera de empezar la "vida"! a continuación salió el resto del cuerpo. El parto tuvo lugar en casa de mis abuelos "la Simona" que así se llamaba la comadrona fue la misma que 27 años antes había asistido al nacimiento de mi madre. El parto costo 20 duros.(Muy caro para los tiempos que corrían) 4 años más tarde asistió de nuevo a mi madre, naciendo en esta ocasión mi hermana Rosario. Me pusieron por nombre como mi abuelo paterno, Jacob, el cual no llegué a conocer pues murió enfermo de cáncer, dejando a mi abuela Carmen viuda y con 6 hijos, mi padre tenía entonces 14 años. La casa como todos los niños la recuerdo muy grande, tenía entrada por dos calles, la principal daba a unos campos y al lado la alameda lugar de juegos paseos y también de ferias. En la alameda había una morera hueca, recuerdo que entrábamos por su interior hasta la parte alta y así cogíamos sus frutos. Detrás de la casa saliendo a la derecha se encontraba el molino, allí vivía una señora que llamaban "la larga" y en la torre un nido donde todos los años acudían las cigüeñas. Años mas tarde me dirigía al colegio con la silla bajo el brazo, una libreta y un lápiz, el camino transcurría por calles empedradas, la torre de la iglesia, casas blancas y luz cegadora.

Mis padres y yo.

Mi madre adornaba su pelo con un clavel y entonaba una coplilla andaluza mientras realizaba los trabajos de casa, mi padre que era carpintero, dale que dale a la garlopa, sudando a la par que sacaba virutas de la madera, siempre con una sonrisa en los labios, mientras, yo con un martillo clavando puntillas en el arriate.

La Sra. Ramona.

Una amiga, Manolo, Miguel y yo.

Recuerdo a mi padre trabajando, eran tiempos difíciles, los trabajos que realizaba no siempre los cobraba al instante y cuando esto ocurría mi madre que no tenía que darnos de comer aquel día, me mandaba a casa de la vecina, la buena Sra. Ramona al verme y sabiendo de necesidades me preguntaba ¿ya has comido Jacob? y yo como era de esperar con la sinceridad que caracteriza a los niños contestaba que no, a lo que ella me decía, siéntate, y me ponía un plato de comida. En una ocasión, la Sra. Ramona hizo pan de higos, lo subieron al tejado y allí sobre las tejas dejaron que el sol hiciera su trabajo (aun retengo en mi memoria y en mi olfato el olor de aquel pan).
La Sra. Ramona y su marido el Sr. Juan al que todos llamaban "maestro" (era barbero en el pueblo) tenían 7 hijos y otros tantos nietos, el Miguel y el Manolo que eran de mi edad fueron mis primeros amigos. También recuerdo al "Quiscales" (Francisco) construía aviones de madera, los pulía con cristales y pegaba con resina de los árboles de la alameda, una vez construidos que eran preciosos marchábamos una pandilla de chavales hacia el castillo y una vez allí subíamos a la parte mas alta desde donde lo lanzaba, planeaba, realizaba alguna pirueta y al final chocaba en alguna parte, lo cogía, nos íbamos de vuelta a casa donde lo arreglaba y lo ponía a punto, para así otro día intentarlo de nuevo. Mientras planeaba me imagino que soñaba en pilotarlo mirar la manera de esquivar los obstáculos y realizar un buen aterrizaje. El Quiscales en alguna ocasión venia a mi casa a estudiar, pues al haber menos personas que en la suya, podía concentrarse mejor en los estudios. Pasado un tiempo y estando nosotros en Barcelona me enteré que había estado pilotando avionetas, fumigando campos y que ahora era piloto de líneas aéreas IBERIA, me alegré mucho al enterarme que consiguió aquello por lo que tanto había luchado.
Otro hermano él "Moya" fue futbolista de 1ª división, estuvo con el Sevilla y también con el Valladolid hasta que una lesión le aparto de los campos de fútbol, ahora vive en Lora y tengo entendido que tiene un bar. Siempre me he acordado de la Sra. Ramona como una buena mujer, de esas personas que yo siempre atribuyo -a personas de antes. Pasaron los años y estando yo en Barcelona me dijeron que vivían en Tarrasa; en más de una ocasión fui a visitarlos. Un día me dieron una mala noticia, la Sra. Ramona fue atropellada por un coche al cruzar la calle causándole la muerte, fui con mi madre a darles el pésame, después acordándome de mi niñez, del pueblo y de la buena Sra. Ramona, no pude ni quise reprimir las lágrimas.

La puntilla.

Carnet de mi abuelo
Mi abuelo tenía un camión, recuerdo el olor a gasolina de la cabina, mi madre siempre había dicho que no entendía como le habían dado el carnet de conducir sin saber leer ni escribir (eran otros tiempos) ¡por cierto! el camión lo dejo para irnos a Barcelona a un primo suyo que era sordo.
Entre los pocos comentarios y opiniones que mis padres hicieron de "la guerra", me acuerdo de uno , y fue cuando entraron los "nacionales", al igual que el miedo los fascistas utilizaron a mi abuelo y su camión. Alguna noche, la guardia civil y un grupo de falangistas lo iban a buscar para realizar las "sacas". Después regresaba afectado por la muerte de lo que él consideraba buenas personas.
¿No puedo estar orgulloso de la actitud de mi abuelo, pero, que opción tenía?. Formaba parte de esa multitud de personas que nunca se definen, sin ideología, que, siendo clase trabajadora, siempre (precisamente por miedo o porque les da igual) hacen que siempre pierdan los más necesitados.
Durante y después de la guerra, en la dehesa de Matallana (en mi pueblo) había un campo de concentración con batallones de trabajadores antifascistas. El tío de MªAngeles (Pepe) según me contó un día, estuvo una temporada en dicho campo…

En una ocasión mis abuelos me llevaron al cortijo donde trabajaban, yo tendría 5 años, recuerdo por la mañana junto al fuego, mi abuelo me daba un junco de esos que hay en la orilla de los ríos y pinchando un trozo de pan lo acercaba a la lumbre para tostar. En otras ocasiones cuando salía al campo me traía palmitos. Una noche estando en la cama, dije ¡ya, me lo trague! mi abuela al oírme me pregunto ¿niño, que te has tragado? le contesté que una puntilla, se las había cogido a mi padre, las llevaba en el bolsillo y poco antes de meterme en la cama me puse una en la boca (cosas de niño) me acosté y al moverme y ponerme boca arriba se deslizo hacia el estómago, a partir de ese momento mi abuela ya no pudo dormir. Al día siguiente estuvo padeciendo y "remenando" hasta que apareció la puntilla, por fin, descanso! más tarde, pasado un tiempo, se lo dijo a mis padres.

Lora del Rio.(1950-55)

El más pequeño

El de la derecha


Mi Hermana Rosario y yo.


Mis tíos (paternos), yo, mi hermana y mi madre.

Sevilla - 1955

Mi hermana, mi madre y yo.


Cartel de ferias

A mi padre le ofrecieron trabajo en Sevilla, le llamaban "Los Certales" y allí nos fuimos, mis padres mi hermana Rosario de 2 años y yo que entonces tenía 6.
Recuerdo, ir por calles estrechas y por fin sin quererlo llegaba al colegio, tenia la sensación de que este se encontraba muy lejos, separado de mi familia. Pasado el tiempo y comentándolo con mi madre me dice que el mismo se encontraba muy cerca de casa.
Socorro, nombre muy apropiado para la calle en que vivíamos, el edificio situado en el nº7 era una ruina, para entrar a nuestro piso en el primer rellano teníamos que pasar por encima de un tablón de madera, lo que tenía que ser rellano hacia tiempo que se había caído. La calle era estrecha como de tres metros y yo tenía la costumbre de salir corriendo hasta la acera de enfrente,(no confundir, ?) el mismo día una vez por la mañana y otra por la tarde me atropello una bicicleta, a partir de ese día siempre miraba antes de salir (menos mal que por aquellos tiempos circulaban pocos coches).
En mi memoria tengo la imagen de una película(por cierto nada agradable) todo ocurría en un submarino, el protagonista, un japonés, la acción; le daba un martillazo en la cabeza a un yanqui (esta imagen la tuve mucho tiempo conmigo).
En el "soberao" de casa y con un vecino de mi edad, hacíamos los "pasos" de Semana Santa, recuerdo algo sobre un montaje de maderas, plantas y flores (era algo que me gustaba).
Entre las pesadillas de mis sueños había una que siempre se repetía, sentía que caía, me deslizaba, con una sensación de agobio, no me gustaba nada.

Era invierno.

Mi padre.

Era invierno, hacía mucho frío y en casa sentados alrededor de la mesa camilla; redonda, con el brasero debajo, estábamos los tres, mi madre mi hermana Rosario y yo, era de noche y esperábamos a mi padre, era la hora que llegaba del trabajo, el mantel nos cubría las piernas y la "copa" llena de carbón de orujo… al rojo vivo, estábamos muy calentitos y mi padre a punto de llegar... fuimos notando como el sueño se apoderaba de nosotros, al rato nos quedamos dormidos. No sé cuánto tiempo pasó; despertamos en la calle.

Después mi padre nos contó que nos había sacado a la calle y más tarde había abierto la puerta y las ventanas para que entrara el aire fresco despejando a la vez el monóxido de carbono producido por el brasero. Habría sido una muerte dulce ¡nunca habríamos despertado! ¡el final de nuestras vidas! La suerte fue... ¡que todos esperábamos a mi padre!

Barcelona - 1956

Mi padre, yo, mi abuelo, mi prima, un amigo, mi abuela, mi hermana y mi madre en las ramblas.

Mis tíos vivían en Cataluña, mi tío destinado como Guardia Civil en Barcelona, anteriormente en Pineda y también en Cubellas.
Nosotros estábamos en Sevilla cuando mis abuelos vendieron la casa de Lora y se fueron a vivir a Barcelona, ( de la venta de la casa mis padres no vieron ni un duro) paso un tiempo y mi madre al estar influenciada por la suya convenció a mi padre para que de nuevo nos trasladáramos.
Llegamos a Barcelona el año 1956 mi hermana Rosario tenía 3 años y yo 7, no teníamos casa y, como creo, estaba previsto, nos quedamos a vivir en la de mis tíos hasta que mis padres pudieran situarse, cosa que según pudimos comprobar nos llevo unos cuantos años. En la casa éramos 11 personas, mis tíos, mi primo, mi prima, mis abuelos, la madre de mi tío, mis padres, mi hermana y yo. Nosotros cuatro hacíamos "vida" en una habitación de unos diez metros cuadrados tanto de día como de "noche", la convivencia lógicamente no era buena (teníamos que habernos ido antes) pero el sueldo de mi padre no daba para mucho. Siempre le oí decir que de haber venido solo a Barcelona se habría vuelto a los pocos días para Sevilla. En aquella casa pase los peores años de mi vida de los 7 a los 12, 5 años muy importantes para un niño.

Como algo agradable, recuerdo la radio, el programa "Matilde Perico y Periquín" aquel niño siempre haciendo travesuras y al final, el estribillo ¡no, nene pupa, no! muy típico de aquellos tiempos. Los domingos por la mañana recuperábamos nuestras raíces escuchando "Andalucía en Cataluña" flamenco y coplas se oían por la casa a la par de las protestas de mi primo que nos tachaba de "charnegos".


Rosalia de Castro, 63

Jugábamos en el rellano de entrada al edificio, la puerta de hierro forjado en la que destacan círculos en la parte alta y una especie de cruz en la baja, entraron a formar parte de nuestro entretenimiento, utilizando las figuras como cerco y pasando nuestro cuerpo de un lado a otro sin apenas esfuerzo. Ahora transcurrido los años y viendo la puerta me parece imposible que yo haya podido ser tan pequeño.
La calle Rosalia de Castro, en el barrio del Guinardó era la que yo vivía, al igual que el resto del barrio estaba sin asfaltar y allí en la tierra se desarrollaban casi todos los juegos. Con un tacón de un zapato viejo y unos cuantos cromos ya podíamos empezar a jugar, todo consistía en tirar el tacón, aquel que conseguía que el suyo quedara encima del otro le ganaba los cromos que había apostado. Haciendo un hoyo en la tierra jugábamos a las canicas. Jugábamos a fútbol, no existía el problema de los coches y por lo tanto tampoco el peligro (cuesta imaginar una calle sin coches) los huertos estaban por todo el barrio y también algunas fabricas como la Gutzzi situada en lo que hoy es Sport Dyr S.A., la OSSA en la calle "Buena suerte" (Cinturón de Ronda) en la que tantos partidos de fútbol habíamos realizado, el cuartel de la Guardia Civil. Arriba en la calle Castillejos se encontraba la "montaña roja" y a continuación y tocando la Avda. Montserrat la "montaña negra" nombre que tomaban por el color de sus tierras, todo esto ha quedado bajo la construcción que se han ido realizando, recuerdo que uno de los primeros pisos en construirse fueron los populares "Pisos Azules" situados al lado de las "Escaleretas" .
La familia del Emilio, tenían el negocio de matar y desplumar pollos, en aquella época el pollo solía visitarnos solamente los domingos o cuando estabas enfermo, esta familia fue en nuestra calle de las primeras en tener coche, tenían uno que era mitad coche mitad furgoneta, (lo que ahora veríamos como un cacharro) siempre cargado de gavias con pollos o gallinas y el día que se escapaba una de estas aves ¡ya estaba la fiesta en marcha! plumas, griterío, corridas, niños para aquí, niños para allá hasta que por fin, sin estar muy convencido de ello, cogíamos al pobre animal muerto de miedo.
No todo era inocencia, la violencia salía en algún juego, uno de ellos creo recordar que le llamábamos "balen" consistía en un niño que paraba, este se inclinaba mientras los demás saltábamos por encima de el realizando piruetas, el primero en saltar daba la orden y el resto ejecutaba, patadas, golpes, etc. la agresividad de algún niño con el que paraba era tal, que muchas veces te hacían saltar las lágrimas (no entendía ni entiendo la maldad, aunque por desgracia esta presente allí donde se encuentre el hombre).
Recuerdo los nombres de algunos compañeros y amigos de aquella época, el Diego, el Tani, el Adolfo y el Juan Vila, el Riau, Silverio, el Emilio, el Suso, el Antonio y su primo "Rafael" mi mejor amigo de juventud, no tuve problema con ninguno, en una ocasión "cosas de mi madre" les preguntó ¿como es mi Jacob? a lo que contestaron ¡su Jacob es un Santo!